2. EsteOeste

Hay dos puertas: una de madera blanca, tallada a mano por un artista de un tiempo pasado siempre mejor, sin cartel ni símbolos; ahí entra el que entiende. La segunda es más parecida a la de un aula de facultad pública, con un cartel impreso en computadora, Arial Cursiva 14, que dice que acá vamos los que no entendemos, los que no podemos definir aria, ni hoquetus, ni grupetto correctamente. El cartel está mal tipeado y le arrancaron la esquina inferior derecha.
Uno entra a la primera y escucha el cielo y el primer amor.
En cambio la segunda sólo promete un tema símil Parchís.
¿Disfruta el que entiende? ¿Puto el que lee?
Particularmente creo que sí (inserte críticas aquí).
Vamos a la lista de analogías, agotadas y desteñidas, pero que tan bien hacen su trabajo. Elijo la que detalla cómo los esquimales ven 27 tipos de blanco que nosotros no. “¿Por qué?” -pregunta sin esperar respuesta el profesor de sociología- “Porque las categorías que tenemos en el cerebro definen, limitan, caracterizan, forman y deforman los estímulos recibidos”.
Pero ¿cómo pretender escuchar cuando no tenemos las herramientas para hacerlo? ¿Cómo disfrutar de aquello que no nos llega al oído o incluso al cerebro?
Puede argumentárseme que Ud, amigo, ha escuchado y disfrutado repetidamente el solo de Stairway to heaven y que no entiende ni medio renglón sobre la síncopa. No dudo de ello. Sólo digo que tal vez, “entender” no signifique poder transcribir Mood Indigo en una servilleta en la estación Medalla Milagrosa. Tal vez (sólo tal vez) todos los que estamos disfrutando, algo tenemos de entendidos. Alguien nos dijo algún que otro secreto, cómo ser, qué buscar, cómo liberar qué cosas; y gracias a eso podamos escuchar abiertos el precipicio que es la música.
Entonces propongo una negociación: si estamos disfrutando tanto de un tema, es porque algo estamos entendiendo. Ésa es, creo humildemente, la correcta vuelta de rosca.
Aprendamos sobre síncopa, historia, siglo XVIII, estética y octavas paralelas; pero sólo para seguir escuchando y escuchar cada vez más.

5 comentarios:

juaN dijo...

que conmueva, que dinamize, que altere, que resquebraje o que haga pulular sentimientos.
Lograr eso con sonido, es hacer música.



pd. ya estas en el costadito de mis preferencias

Anónimo dijo...

Este folletín me gustaba y mejora.
Así que, Licenciada, hasta me dan ganas de pedirle perdón sin saber por qué. Por algunos pecados secretos quizás. Pero qué se yo.
Te dejo un abrazo muy grande. Como un galpón para guardar la luna casi.

Wayne dijo...

Este folletín me gustaba y mejora.
Así que, Licenciada, hasta me dan ganas de pedirle perdón sin saber por qué. Por algunos pecados secretos quizás. Pero qué se yo.
Te dejo un abrazo muy grande. Como un galpón para guardar la luna casi.

El tano dijo...

una vez en una charla que dio un "groso" de la musica escuche atentamente su analisis de vaya a saber que opereta en do menor que ahora no me viene a la memoria...
Cuando terminó su analisis e iba saliendo alcancé a preguntarle... "de disfrutar ni hablar no?"

...
"cada vez menos"

ya estas en el costadete de mis blogs preferidos... zonza

Anónimo dijo...

vaya vaya el mundo de los musicos...
seres egolatras y endrogados sí los hay.
pienso de que no intentan ser entendidos, y el entendimiento producído por los escuchas parte más de los sentires que del razocinio.
por eso ricky martín y alcides, sí hablamos de desamor, como no conseguir una horda de mujeres sentimentales y llenas de herídas.no es dificíl obtener fans de ese modo.

ahora el alma beatle, eso es psicodelicsoul.
esa es otra vuelta de tuerca.




(me llamaria beatriz)